martes, 24 de noviembre de 2009

El artista ...¿nace o se hace?




No le gustaba nada madrugar a Luisito. Dormir era más divertido y soñar más real que la propia vida. Pero no había nunca tregua en la mañana. ¡Arriba Luisito! Y al cole, o peor, a misa. Luisito iba sin rechistar a la escuela solo para no convertirse en un asno tal como el cura de su pueblo.
En apariencia, Luisito era un niño normal: jugaba con sus amigos a la pelota, como todo hijo de vecino robaba fruta en la finca de la vieja Viridiana y jugaba a lanzar huevos a las veatas desde el campanario de la iglesia.
Unicamente parecía Luisito un niño fuera de lo común cuando sus inocentes juegos consistían en rajar ojos de vacas y ovejas muertas con la navaja de su abuelo. O cuando proponía juegos sexualmente escandalosos para los otros niños y niñas de su edad. Luisito se reía de ellos y anhelaba ser mayor para aprender francés e irse a París. Porque allí la gente no se escandalizaba de nada.

1 comentario: